jueves, 15 de abril de 2010

Un tipo de error universal

Me falta aun otra ilustración. Encontré la de Massachussets, y estuve triste de lo acaecido, pues es la región donde nací. Este joven hombre de Massachussets inspira así mi pensamiento. Frecuentó el colegio de Yale, en el que había estudiado Ingeniería minera con énfasis en explotación. Se torna un excelente profesional en su área, tal que las autoridades universitarias le confieren el cargo de formar estudiantes que habían llegado tarde a sus cursos. Por lo que, en su último año de estudios, ganaba 150 euros por semana.

Cuando se diplomó, su salario pasó de 150 a 450 euros por semana. Fue de inmediato a su casa a visitar a su mamá. Si se le hubiese aumentado de 150 a 156 Euros su salario, hubiera cuidado su trabajo, pero con tan alto aumento, de un solo golpe, él dijo:

-Madre, yo no voy a trabajar por 450 euros a la semana. Un hombre con mi cabeza, trabajando por ¡tan poco!, Vamos a California a descubrir la s minas de oro y de plata, y seremos ricos, inmensamente ricos.

Su madre le respondió:

- Escucha, Charlie, es mejor ser felices que ricos.

- Sí mamá, pero es mejor ser ricos y felices.


Ambos tenían razón. Como era hijo único y su madre viuda, él era lo único que importaba.

Siempre es así.

Vendieron su bienes en Massachussets y, en lugar de ir a California fueron a Wisconsis, donde él encontró trabajo en una sociedad explotadora de minas de cobre. La superior Koper Mining Company, por 150 euros a la semana, pero con una condición en el contrato y es que tendría un interés por cada mina que descubriera para la empresa. No creo que no
hubiera descubierto nunca una mina. Tengo amigos que tenían parte, en esa época, en esta sociedad. Lo que me dicen es que nunca oyeron hablar de él. No sé qué paso con él, si encontró minas o no, pero ese no es el caso.

Entretanto, conocí yo, el otro lado de la historia. Apenas el joven ingeniero dejó su finca, el nuevo propietario se puso a sembrar papas. El viejo agricultor llenaba con papas un canasto, cuando encuentra un muro de piedra. En Massachussets las fincas están casi todas rodeadas de un muro de piedra. Cuando el canasto estuvo lleno, lo pone al sol, lo tira a un lado, y llena otro. Mientras corre el canasto, nota en una esquina del muro de piedra, cerca de la entrada, un bloque de plata nativo, formando un cuadrado de 20 centímetros de lado.

Cuando el profesor de explotación minera y de mineralogía, que conocía bien este tema, no quiso trabajar por 450 Euros a la semana, vendió su propiedad. Propiedad en la que él nació y creció y que había jugado con el tal bloque hasta dejarlo reluciente. Tal que, parecía decir “he aquí medio millón de euros, no hay sino que recogerlos”, pero él no los recogió. Estaba en alguna parte de Newsburyport, Massachussets, no tenía dinero. O
quizá, no se sabe en donde, era profesor de mineralogía.

Amigos, este tipo de error es verdaderamente universal, y no dan deseos de reír de la aventura de este joven. Me pregunto con frecuencia, que habrá sido de él. No se nada.

Pienso que seguramente está alrededor del fuego con amigos a los que les cuenta cosas como esta:

-¿Conocen a ese tipo, llamado Conwell, y que vivió en Filadelfia?.

-Oh, si, he escuchado hablar de él.

- y ¿Conocen a ese tipo llamado Jones, que vive también en Filadelfia?

-Sí, de él también he oído hablar.

Entonces, se pone a reís, sacudiendo la cabeza y dice a sus amigos:

-Pues bien, ellos hacen lo mismo que yo.

Y esto relanza el disfrute de reír, porque ustedes y yo hemos hecho lo mismo que él, y mientras que nosotros estamos aquí, riéndonos de él, él ésta en todo su derecho de reír de nosotros. Sé que me he equivocado de esa misma manera, pero, claro, con una diferencia, pues no se puede esperar de un hombre que predique y practique al mismo tiempo.

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